Los postres de vainilla que has presentado están siendo todo un éxito. ¿Cómo has conseguido reinventar este sabor?
La vainilla es un ingrediente clásico que, desgraciadamente, se ha visto afectada por el abuso de saborizantes y colorantes artificiales. Creo que es una pena que solo degustemos las semillas cuando la vainilla nos ofrece un amplio espectro de cualidades que explorar. Podemos usar las vainas vacías, buscar distintos niveles de maduración, combinar vainas de orígenes y tamaños diferentes, cambiar la forma en que las infusionamos y probar sus puntos fuertes. Me encanta jugar con estos elementos, como un maestro chocolatero con el chocolate, para lograr un sabor suave y ligero o algo con más carácter y personalidad, como si le hubiéramos añadido café.
¿Cuál es tu filosofía en cuanto a los ingredientes de tus recetas?
Creo que no hay nada particularmente especial a la hora de hacer un éclair de chocolate en forma cuadrada, por ejemplo. Lo que lo hace especial es la selección responsable de los ingredientes adecuados, el uso de un buen chocolate, harina, huevos y mantequilla. Después, para sorprender al público o hacerlo pensar, me gusta divertirme añadiendo un toque extra de sal, quitando la galleta…
¿Cómo gestionas la producción y las ventas de tus creaciones?
Tras ver que todas las pâtisseries de París seguían repletas de pasteles en las vitrinas hasta que llegaba la noche, decidí adoptar un enfoque radicalmente diferente. Al dar vida a mis creaciones en el mismo sitio donde luego se venden, centralizar las fases de la producción en un único lugar y buscar las cantidades perfectas para la capacidad de producción de cada tienda, puedo minimizar las pérdidas y ofrecer productos siempre frescos y de la mejor calidad. Para mí, lograr un impacto real en la forma en que producimos y consumimos pasteles y dulces es fundamental, todo a la vez que reducimos la cantidad de alimentos que desperdiciamos.